Sedes
¿Cuántas veces has cruzado la ciudad a contrarreloj, pitando a todo lo que se mueve, y rezando para encontrar un sitio donde aparcar?
Y cuando por fin llegas, te sientas en una sala con revistas viejas, manoseadas, con las esquinas dobladas y las páginas pegajosas.
Con suerte, alguien te sirve un café que huele a recalentado, en un vaso de plástico blando. Y tú, resignado, sacas el móvil del bolsillo. Porque sabes que la espera va para largo.
Conmigo, eso se acabó.
No hay desplazamientos. No hay esperas. No hay ruido.
Y si tenemos que reunirnos, decidiremos el dónde y el cuándo.
Porque cada minuto se invierte en lo que de verdad importa: resolver tu caso.
¿Esperabas encontrar aquí la dirección de un despacho?
Pues sigue buscando.
No recibo visitas. No atiendo interrupciones.
No busco humo. Busco justicia.
Si esto no encaja contigo, puedes cerrar esta página.
Pero si quieres resultados, estás en el lugar correcto.